Desaparecido

Fue lento y progresivo. Un asesinato en toda regla.


Vivíamos juntos, uno en la mente del otro, y yo le dejé marchar, o le aparté, 
¿quién sabe?
Solo era suya cuando nos encontrábamos. Una vez en casa, volvía a mi burbuja particular, construida deliberadamente, fuerte e impenetrable, como defensa de un posible futuro tormentoso, de los dos.


Maté ese futuro.

Éramos felices llenando los silencios con besos.
Parecía que, a veces solo hablábamos por qué es lo que acostumbran a hacer las personas que se quieren. Pero seamos sinceros, a veces sobraban palabras. 
¿Cómo podía seguirle, viendo como se movían sus labios, y yo, sin poder tocarlos?. Perdía el hilo.

Maté mi pasión por esos momentos.

No tocaba, y nadie me lo recomendó, pero yo no les había pedido la opinión.
Con la muerte de algo, siempre surgen nuevos brotes; igual que cuando se cierra una puerta se abre una ventana. Y yo, matando existencias, he creado posibilidades. Con, ente nulas y muy pocas probabilidades de ser reales, pero no recuerdo haber dicho que me disgustaran los riesgos.


(01-05-2011)

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